Imagen: Agustín López Romo.
La leyenda (narración poética) de sucesos que tienen más de maravilloso que de verdadero, tiene un campo totalmente abierto, en la extensa montaña del Culiacán. En su tono poético, la leyenda abarca tres campos: El histórico, el fantasioso y el vivencial. El hecho de estar enclavada la montaña en un territorio, ya es objeto de historia. El motivo de embeleso, ya es objeto de fantasía; y el entrar en la cultura de los pueblos es objeto de las vivencias.
Comenzaremos por la barranca "del surco": En la cara occidental del cerro llamado el Culiacán, se localiza una barranca que lleva el nombre de: "Barranca del surco", localizada cerca de la Silleta en forma de "I" griega.
Un papelito misterioso en poder del P. Corrales, de San Nicolás de los Agustinos dice así: "Estando en el paraje que llaman la Silleta (sillita), te bajarás por el lomo que forman dos barrancas, hasta donde se juntan; seguirás caminando y encontrarás una especie de playa o patio, donde están tres nogales. Parado cerca de cualquiera de ellos, y viendo por donde sale el Sol, distinguirás una especie de risco o paredón que es en donde está la cueva tapada que contiene los tesoros de Albino García".
Para entender esta narración necesitaríamos ubicarnos con los lugares y con las personas. Eran los años de 1812, poco después del grito de Independencia, y muertos por la causa: Hidalgo, Allende, Aldama, Jiménez, y agregándose a la causa de la Insurrección, un hombre llamado Albino García. Este hombre, visitaba con frecuencia el cerro de Culiacán, en donde tal vez tenía sus mejores escondites y puntos estratégicos. Muchas veredas, caminos subterráneos y cuevas de diversa extensión, le eran muy familiares; inclusive disponía de buenas relaciones amistosas con los naturales. Entre combate y combate con los realistas, se dedicaba a salteador de caminos, con buen olfato para distinguir cuando el botín era Jugoso y de notable cuantía; sobre todo cuando iba a la Capital del Virreinato, procedente de las minas de Guanajuato y Zacatecas.
En uno de estos asaltos, interceptó cerca de Valle de Santiago un fabuloso botín compuesto de gran número de barras de oro y de plata, el cual fue llevado de inmediato en un atajo de mulas con 4 hombres de su confianza, los que tomando primero el camino que conduce de Jaral a Yuriria, a modo de finta, para tomar pronto un camino que seguirla por senderos distintos y fuera de los conocidos, y llegar así al Culiacán en donde fué depositado el tesoro con todo genero de precauciones en una de las a grutas de la pintoresca y bella barranca "del surco", visitada y estudiada varias veces por el Varón de Humboldt en su viaje efectuado a la mencionada montaña, y del que nos habla en su estudio sobre México.
Nadie se pudo dar cuenta de aquel escondite solamente dos leñadores que se encontraban en las inmediaciones, creyeron oír en el silencio de la noche gritos desgarradores, detonaciones de armas de fuego, pisadas de caballería; pero el miedo fué mas grande que su curiosidad y creyendo encontrarse con duendes emprendieron su regreso más aprisa que nunca.
Pasó el tiempo y Don Albino García fué fusilado en compañía de Francisco García su hermano, en la ciudad de Celaya el día 5 de Julio de 1512, separándose del cadáver del primero, la cabeza que fué colocada en la calle de la Cabecita en la misma ciudad; una mano en Salamanca, y la otra en el cerro de San Miguel de Guanajuato, permaneciendo insepultos los restos por espacio de 7 u 8 años.
Historia tomada de la página victoriadecortazar.blogspot.com
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